¿Tienes la cocina diseñada de una manera, y nunca te has planteado si está bien o está mal? La clave está en entender qué es el triángulo de trabajo de la cocina. Este famoso triángulo, corresponde a las tres líneas imaginarias que unen las zonas de almacenaje, lavado y los fogones. Este espacio imaginario marca los recorridos que solemos hacer cuando estamos cocinando en la cocina, y por tanto, es el esquema fundamental en el que se tienen que basar todas las obras de cocina y sus diseños.

¿Está tu cocina bien planteada en cuanto al triángulo de trabajo? Hay mucha diferencia entre los distintos tipos de cocina que nos podemos encontrar en las casas: cocina con isla central, en paralelo, o en L. En Muebles Amets creemos importante que se conozca esta cuestión, pues ayuda a diseñar mejor las cocinas. Es muy importante tener en cuenta que para que el triángulo de trabajo funcione, la distancia entre puntos deberá ser entre 1,20 y 2,50 metros, y cada una de las zonas principales tener un espacio auxiliar de unos 90 centímetros como mínimo.

A continuación queremos ofrecerte una breve descripción de lo que pasa en cada tipo de cocina:

Cocina con isla central

En este tipo de cocinas que están abiertas al salón o al comedor, es la propia isla la que ayuda a separar los ambientes. Hay que tener en cuenta aquí también que la isla no se aleje más de 1,20 metros de las zonas principales. De esta manera, conseguiremos tener una cocina funcional y práctica.

Cocina en paralelo

Es un diseño cómodo y eficiente, si el triángulo está bien compensado. Nos encontramos con dos paredes y luz natural al fondo, ya sea a través de una ventana o una puerta. El triángulo debe estar bien equilibrado en este tipo de cocinas, si no, la funcionalidad se pierde completamente. Por ejemplo, es imprescindible no situar la zona de lavado frente a los fuegos, pues hacer las dos cosas a la vez será una tarea muy complicada.

Cocinas en forma de L

Es un tipo de cocina que permite aprovechar todos los espacios de la casa. Hay que tener mucho cuidado con el hueco de la esquina, en el momento en el que se juntan las dos encimeras, pues nos da mucho espacio pero hay que saber bien cómo enfocarlo. En este tipo de cocina, es muy conveniente colocar el lavavajillas junto al fregadero, para que no se llene el suelo de agua al cargarlo de platos y cubiertos.